• Fibra insoluble: La fibra insoluble es un tipo de fibra dietética que no se disuelve en agua y que actúa como un regulador del tránsito intestinal. “Este tipo de fibra favorece el movimiento intestinal, evitando el estreñimiento y la sensación de pesadez”, comenta la farmacéutica Belén Acero. ¿Dónde podemos encontrarla? “En las verduras de hoja verde, como las espinacas, las acelgas o la lechuga. También en las frutas con piel, como la manzana, la pera o las uvas, en los frutos secos y semillas, como las almendras, las nueces o las semillas de chía o lino, y en los cereales integrales, como el pan de centeno, la avena o el arroz integral”, cuenta la experta.
  • Jengibre: “El jengibre, por ejemplo, es un gran procinético natural. Contiene compuestos que activan los receptores del estómago y favorecen la motilidad gástrica, lo que facilita una digestión más ligera”, explica la farmacéutica.
  • Ajo y cebolla: Otros alimentos con propiedades similares son el ajo y la cebolla, ricos en inulina, un prebiótico que estimula la flora intestinal. Úsalos como condimentos de tus comidas.
  • Alcachofas y espárragos: “Favorecen la producción de bilis y mejoran la digestión de las grasas”, apunta Belén.
  • Kéfir y yogur: Ambos lácteos están llenos de probióticos que equilibran la microbiota intestinal.

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